Estar en medio y sentirte cómodx y feliz por retarlo todo. Las fronteras políticas e identitarias. Las sexuales y de género. Las guías de cómo y cuando vivir tu vida. Las expectativas de ti, de cómo comportarte en cada momento, en cada etapa, en cada contexto. Saber lo qué se espera de ti y por qué y rechazarlo todo. Habitar los márgenes y gozar de la intemperie.
Por qué la historia, aquella que habita tu cuerpo, que informa tus miedos, que alienta el valor y la feroz resistencia con que navegas el mundo, ha demostrado la violencia que se te inflige cuando obedeces a estos parámetros, a las fronteras físicas, emocionales, espirituales, y creativas.
Nacer y ser mujer que atraviesa fronteras, desde antes que fueras semilla en el vientre de tu madre, desde antes que aprendiste a discernir las fronteras invisibles que desmembra cuerpos, comunicación, comprensión, y amor en un mundo ciego descompuesto que solo es competente a la disociación, enajenación y miedo. Cuando solo sentías la ausencia y el carácter incompleto de tu ser.
Comprenderlo y aceptar y celebrar y vivir y existir en medio. Hasta en el amor, celebras de la ambigüedad y promesa de no comprometer, sino compartir. De gozar del amor en su expresión más pura y regenerativa. Querer y no herir, nutrir y hacer libre.
Estar en medio es amenazar a todo y todxs que existen encerrados en si mismos, en las fronteras que se les impusieron, en la falsa comodidad de las falsas pero violentas fronteras. La neplanterx alienta la transcendencia colectiva. Es aquellx que a pesar de sus miedos, a pesar de los miedos ajenos, genera nuevos espacios, habitándolos, y ensanchado ese espacio con la valentía fortalecida por un centenar de generaciones, haciéndonos espacio a todxs, seres libres del miedo.