Alistándonos para salir de fiesta, tomando mezcal, The Cramps resonando por todo el depa. A dies minutos para la media noche, la ciudad nos apresura, le damos fondo a nuestras bebidas mágicas y vamos rumbo a alcanzar el último metro que nos llevará a las pistas ultravioletas infundidas de punk.
Ser jóven y amante del punk y todos sus derivados, de querer y poder bailar sin importarte en lo minimo quien o que te rodea — hombre, muxer, chavx, fresa, goth y todo lo que cabe en medio: bailamos. Entrega completa al fuzz de la guitarra y hondura del bajo, a la desesperación de las batacas y el delirio colectivo de cuerpos aplastando, empujando, moviéndose.
Ser mujer, amante del punk y delirio, y vivir en el DF. Las desveladas, los slams, lxs amigxs nuevos y las pistas de baile, innumerables como las botellas vacías de jumex y tequila. Memorias derramadas y esfumadas en calles sin nombre. Nada se compara a los slams de surf y garage punk de mis favoritas bandas rápidas frenéticas y chilangas. A los círculos de chavos banda chocándose enérgicamente en el corazón de Iztapalapa. A bailar rodeada de gente que dicta su movimiento colectivo a una música subversiva y alucinante.
Fui chavita, amante de punk por primera vez en la secundaria. Los CDs de The Clash de mi hermana y mi primer novio, que me dio la credibilidad necesaria para asistir a tokines en el barrio de Los Ángeles, me iniciaron en un viaje irreversible.
Avanzamos ocho años, surgiendo del metro Niños Heroes, cruzando Jardin Pushkin y reviviendo mi amor por el delirio musicalizado en la pista del MultiForo Alicia. Al llegar, agotó mi energía bailando al compas del caos. Y cuando los efectos de mi última chela se desvanece de mi cuerpo, bailo totalmente sobria, alentada por una energía inagotable, espíritu agitándose, ojos entrecerrados, cuerpo y alma libre.
Mandar a un chavo dos veces mi tamaño volando a través del slam. Pierdo los aretes, rompo mi reloj, me tumban me revuelco me levantan del suelo, delineador y pelo hecho desmadre.
Amante del caos, del desmadre, bailar, perder y encontrarme en el centro de la pista de baile, soltarlo todo.
El punk en la ciudad de México me hace mujer libre, loca, y delirante. La mujer combativa que siempre he sido.
ufffff it gets better every day